Hoy con Whitman, sencillamente, veo; humildemente,
soy; y no tengo más patria que mil9
Veo las regiones de la nieve y del hielo,
Veo al siberiano en su ligero trineo tirado por
los perros,
Veo las ciudades de la tierra y me incorporo ya
a una, ya a otra, al azar,
Soy un verdadero parisiense, un generoso cubano.
Soy un habitante de Matallana, Villademor, Coyanza
o Santa María del Páramo
Veo aldeas africanas y asiáticas, anhelo el
Malecón libre como las aguas del Caribe.
Veo al Che renaciendo en Bolivia y codo a codo con
Álex liberando a Cuba de los Castro.
Soy de Londres, Manchester, Bristol, Edimburgo,
Limerick,
Soy de Villademor y veo a María gritar desde la
Ermita hasta que la niebla y la escarcha del odio dé paso a un campo
soleado y lleno de amapolas.
Veo a Tere conjurar desde las bodegas, moldeadas
con manos de orfebre, a las anacondas de Wall Stret y a las alimañas
que desde los mercados sustraen el trigo de los pobres para cebar
estómagos henchidos pero atragantados de avaricia.
Soy de Santa Cristina y veo a Edu tallando
avutardas de madera que esperan ser contempladas en toda su belleza.
Mi lugar está en Moscú, Cracovia, Varsovia o,
hacia el norte, en Cristianía
o Estocolmo, o en el Irkutsk siberiano, o en
alguna calle de Islandia o de Burdeos, allí
Veo a David escudriñar racimos y prensar la uva
hasta que el zumo fermente y nos embriague evadiéndonos de la
rutinaria vida.
Desciendo sobre todas estas ciudades y prosigo el
vuelo hasta Matallana
Veo a Carla amasar con sus sabias manos de
panadera, de esas panaderas que aprendieron el oficio del abuelo y
estallar en los murales la alegría policromática que nos irradia y
que ya no cesa.
Veo a Esther contando mil9 amapolas que vuelan por
primera vez con nosotros y que conocerán desiertos de dolor y
océanos de alegría.
Veo los vapores que exhalan los países
inexplorados.
Veo los tipos salvajes, el arco y la flecha, la
astilla envenenada, el fetiche y el obi.
Veo a Rubén irrigando las yermas tierras del
Páramo para que estalle el maíz y la remolacha endulce las vidas
anegadas por la amargura.
Veo lo masculino y lo femenino en todas partes,
Veo a Iván y a Cristina explorando nuevos
continentes, conquistando nuevas cotas de felicidad, evangelizando
con su cariñoso mensaje al mundo.
Veo la serena fraternidad de los filósofos,
Veo el espíritu constructivo de mi raza,
Veo los resultados de la perseverancia y
diligencia de mi raza. Veo jerarquías, colores, barbaries,
civilizaciones, marcho en medio de ellos, me mezclo con ellos
indistintamente.
Veo al Este a Raquel reconstruyendo con adobes
palomares para que lleguen mil9 mensajes de paz y de amor y de más
paz y más amor.
Estos meses y estos días he comprobado que cuando
me faltan las ganas no las recupero sino es con las vuestras, también
he comprobado que cuando me falta la voz, vosotros me la dais, y he
comprobado que si me faltara la vista, no veré sino es con vuestro
ojos, y cuando el corazón aterciopelado nos deje de latir, no
sentiremos sino es con vosotros, y si llegáramos algún día a dejar
de oír, no podríamos vivir porque nos faltaría algo: el arrullo de
tu voz, Isa: dale, compañera, amiga; dale, maestra.
motivos, Café Diario, 28 de diciembre
de 2012
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